Una invasión a Ucrania dañaría la economía de Rusia

 Si un conflicto cortara el flujo de petróleo y gas rusos, la aversión al riesgo actuaría como disuasorio para las compras.

Las tropas rusas que se concentran en la frontera ucraniana apuntan sus armas en la dirección equivocada. El nerviosismo de los mercados representa una amenaza mayor para Rusia que la incorporación de su vecino a la OTAN.

Como economía emergente, Rusia ya está expuesta a las desinversiones provocadas por las subidas de los tipos de interés en Estados Unidos. Una invasión de Ucrania aceleraría esa tendencia y provocaría sanciones estadounidenses y europeas.

No es que a Vladimir Putin no le importe lo que piensen los inversores extranjeros. La política está por encima de la economía. Una invasión podría reforzar las credenciales de hombre fuerte del presidente ruso aunque empobreciese aún más a su país.

La inflación local, que aumenta un 8% anual, alcanza ya el nivel más alto de los últimos seis años. No es de extrañar que el Banco de Rusia haya duplicado su tipo de interés básico en el último año al 8,5%.

Rusia se ha preparado para algunos de los riesgos. Ha reforzado sus reservas de divisas con fuertes compras de oro, que alcanzan un máximo de 15 años de más de 630.000 millones de dólares (560.000 millones de euros). Las economías emergentes con escasos ahorros suelen depender de las fuentes de capital extranjeras. Putin ha querido evitar que esta dependencia se repita en Rusia. Entre 2014 -cuando Rusia se anexionó Crimea- y 2020, el país compró una media de 180 toneladas de oro al año. Pocas naciones rivalizan con esto, o aspirarían a hacerlo.

La fuerte posición comercial de Rusia le aporta otro colchón. El balance positivo casi se había triplicado hasta los 21.000 millones de dólares en noviembre. Las exportaciones de petróleo y gas natural se han disparado, reforzando las reservas de divisas de Rusia. Pero el rublo se ha devaluado un 10% frente al dólar en los últimos tres meses.

El índice bursátil local Moex, dominado por los productores de recursos naturales, ha caído un 31% en el mismo periodo en términos de dólares. A unas 10 veces las previsiones de beneficio, la valoración del mercado se acerca a los mínimos de 2015. La rentabilidad por dividendo ha alcanzado el 7%.

¿Podría esto tentar a los contrarios? La precaria situación macroeconómica mundial va en contra de la búsqueda de gangas. El mensaje insistente de la Fed es que los tipos deben subir y su balance debe reducirse. Wall Street está en retirada. Si un conflicto cortara el flujo de petróleo y gas rusos, la aversión al riesgo actuaría como disuasorio de las compras.

El cese del ruido de sables sólo significaría otro impasse. Únicamente unos pocos extranjeros valientes compraron activos rusos en el pasado. Incluso ellos deberían evitarlos cuando es el nacionalismo, y no la prosperidad nacional, lo que impulsa los acontecimientos


Fuente: bloomberg, financialtimes

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